lunes, 26 de marzo de 2007

“Orlando vive en cada hombre de conciencia”

Recuerdan al periodista asesinado

A 32 años del asesinato del periodista Orlando Martínez, sus familiares pidieron justicia, tal y como lo hiciera su madre año tras año en el lugar donde sucedió el homicidio.

Doña Adriana ya no está. Murió sin ver que se aplicara una condena, acorde con el crimen, a los que le arrancaron la vida a su hijo.

En su lugar se encuentra Sergio, quien ve a su hermano Orlando en cada hombre y mujer de conciencia.

El proceso judicial continúa estático en una sala de San Pedro de Macorís. Lejos del ímpetu mediático metropolitano, el último reenvío de la audiencia sucedió el pasado jueves ocho.

Amigos del fallecido periodista, como Narciso Isa Conde, esperan que el ocho de abril la próxima audiencia no transcurra sin cobertura.

Para Sergio Martínez no está de más abundar siempre hasta que por fin los escuchen y se haga la justicia necesaria.

“En este mismo lugar los ignorantes creyeron que mataron a Orlando, pero las ideas no se matan y por eso Orlando vive todavía, vivirá siempre en la conciencia del hombre dominicano”, dijo en el monumento en la José Contreras casi a esquina con Alma Mater.

“Realmente queremos aprovechar el momento para seguir pidiendo más justicia y que por fin sean llevados a donde tienen que estar los asesinos de Orlando”, exclama.

“Esos que nos desprendieron de Orlando y de su brillantez deberían andar en el lugar donde merecen: presos”, agrega.

Los acusados por el hecho han sido el general retirado Joaquín Antonio Pou Castro, los ex generales José Isidoro Martínez González y Salvador Lluberes Montás. Así como Mariano Durán Cabrera, Rafael Alfredo Lluberes Ricart y Luis Emilio de la Rosa Beras.

El cuatro de agosto de 2000 la jueza Katia Miguelina Jiménez, entonces de la décima cámara penal, condenó a 30 años de prisión a Rafael Alfredo Lluberes Ricart, Joaquín Antonio Pou Castro y Mariano Durán Cabrera.

Sin embargo, en 2002 la segunda cámara de la corte de apelación revocó la decisión de la jueza por alegados vicios de procedimiento.

Pou Castro está bajo prisión preventiva desde septiembre de 2005, su condena se redujo de 30 a 12 años.

A Lluberes Ricart y Cabrera se les rebajó la pena de 30 a 15 años; y a De la Rosa, de 30 a 10 años. Lluberes Montás (Chinino), fue excarcelado por motivos de salud.

Más de tres décadas hacen hoy de que Orlando Martínez, de 29 años, murió baleado mientras se dirigía a su casa de la Antonio Maceo, número 32, de La Feria. Había salido del edificio de la Revista Ahora, de la cual era director.

Su asesinato ocurrió a las 7:40 de la noche, según una llamada anónima a la Policía de entonces, dirigida por el general Rafael Guillermo Guzmán.

Franklin García Fermín, vicerrector de extensión de la Universidad Autónoma dijo ayer: “Estamos aquí para resaltar la memoria de ese prohombre que se llamó Orlando Martínez, pero también para exigir a la justicia dominicana que haga realidad ese baldón de indignidad condenando a los que cometieron ese hecho”.

Mercedes Castillo, presidenta del Colegio Dominicano de Periodistas, consideró penoso que ue 32 años después no se haya podido llegar al fondo y todavía se quiera impedir que se haga justicia.
“Los periodistas son voz, oído y olfato de la sociedad: acallar a un periodista es privar a la sociedad de estar debidamente informado”.


Lissette Rojas


Su historia personal

Orlando Martínez nació en Las Matas de Farfán el 23 de septiembre de 1945. Cursó sus primeros estudios en su pueblo natal. Luego se trasladó a Santo Domingo con sus padres Adriana de Martínez y Luis Mariano Martínez.

Más tarde estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y se convirtió en director de la Revista Ahora y en columnista del periódico El Nacional, con su espacio Microscopio.

En la edición de El Caribe, en su edición del 18 de marzo de 1975, se da cuenta de que tres hombres en un carro azul o gris intentaron rebasar al que conducía Orlando Martínez esa noche.
Los tres individuos la emprendieron a tiro contra el comunicador, que iba solo y aunque estaba armado no tuvo tiempo de defenderse.

La noche encubrió a los asesinos, que huyeron luego de darle dos balazos, uno en el pómulo izquierdo, sin orificio de salida y otro en el brazo izquierdo, con salida.

Su cadáver fue levantado unos 25 minutos después y trasladado al hospital de las Fuerzas Armadas. No tardaron en reunirse en la puerta del lugar más de un centenar de personas, entre ellos periodistas amigos que lloraban, según la reseña.

El velatorio se efectuó en la Capilla La Paz, en la avenida Abraham Lincoln.

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