jueves, 19 de febrero de 2009

La nada cotidiana-Diario de una periodista que se frustró*

02.32 a.m.

A Zoe Valdés que me perdone por robarle el título a su novela, pero no encuentro un nombre mejor para el estado de ánimo que me provocan ciertas situaciones.

Me siento como Robbie William cuando abandonó Take That para poner tienda aparte. Uno se cansa de ser corista en la vida, (o uno de ellos), se cansa de hacer naderías. Uno prefiere sentarse en su casa a postear un blog y a escribir los temas que siempre quiso escribir.

Me agobia la nadería. Quisiera hacer pero me siento atada. !Ay el dinero! Comparo mi carrera con una novela que tiene muy buena trama pero que está mal contada. Uno se siente tentado a mejorarla, pero valdría más escribir una nueva.

Mi arte simulatorio no da para tanto. No estoy contenta y quizás no vuelva a estarlo en semejantes condiciones. Siento como si algo dentro de mi corazón periodístico se hubiera roto ya sin remedio, porque la subestimación aplastó el entusiasmo, que murió de inanición junto a un listado de temas abortados.

Ni aquí ni allí. Hoy me pregunto si hice lo correcto o si me sucedió como dijo Reynaldo Pared Pérez, cuando el PLD perdió en el 2000, aquello de "llorarán lágrimas de sangre".

Yo solo lloro cuando me indigno o cuando algo me entristece demasiado (una muerte o una ruptura dolorosa), pero mi situación tiene la particularidad de hacerme llorar por lo menos una vez a la semana. Naderías, naderías. Quiero y merezco salir.

*Me cuentan y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.