martes, 16 de octubre de 2007

El Hombre de los Cheles paga una compra con mentas que a él le habían devuelto



POR SHIRA ABREU (Tomado de El Nacional)

Un chofer de San Francisco de Macorís se atrevió a hacer lo que muchos han deseado: pagar con las mentas que le entregaban como vuelto en una papelería. Las juntó todas en un frasco y un día pagó con ellas.

Su nombre es Eddy de la Cruz, de 32 años, pero le conocen mejor como “El Hombre de los Cheles” por su constante lucha por hacer que los comerciantes cobren exactamente el valor del producto y devuelvan al cliente cada centavo restante.

De la Cruz considera que es un robo el que los comercios redondeen los precios en perjuicio del consumidor.

El sábado conversó unos minutos con el presidente de la República doctor Leonel Fernández y explicó brevemente su propuesta que consistiría en que el Banco Central ponga a circular monedas de valor de cinco, 10, 25 y 50 centavos para que así los comerciantes no tengan excusas para cumplir la ley.

Señaló que, no obstante, los comerciantes se quedan con los centavos restantes de los clientes son muy exigentes con cada centavo de los de ellos.

Él espera que Fernández le reciba en su despacho para tratar juntos de buscar un fin a esa práctica.

Aseguró que anualmente se quedan en manos de los comerciantes más de 500 millones de pesos. Calificó la práctica de ilegal ya que los comerciantes no registran esos ingresos por lo que tampoco pagan impuestos por los mismos.

Resaltó que la cifra se la dio un funcionario del Banco Central a quien no quiso identificar por petición del funcionario.

El Hombre de los Cheles confía que la propuesta progresaría en el Congreso. Dijo que muchos en su pueblo imitan su práctica.

Explicó que a pesar de que tiene muchos años con la inquietud su interés y molestias se agudizaron cuando el fiscal de allá, a quien identificó como Juan de Dios Rosario, no le quiso aceptar una demanda que iba a imponer a mediados de 2005 contra un comerciante que se negó a devolverle 50 centavos.

Expresó que el fiscal lo llamó “loco” por querer interponer una demanda así.
“¿Yo tengo que regalarle 90 centavos a él, por qué?”, preguntó De la Cruz, tras contar que una vez una cuenta suya hacía 151 pesos con 10 centavos y le querían cobrar 152 pesos.

Sostuvo que República Dominicana es el único país del mundo en que los comerciantes se quedan con el sobrante del costo de los productos. Citó casos como los de Venezuela, Colombia y Estados Unidos en que el cliente paga justo el precio marcado en la etiqueta, y se devuelve cada centavo.
“El derecho del comerciante termina donde empieza el del cliente”, concluyó.

martes, 9 de octubre de 2007

“Lo que es” un vicio de los medios audiovisuales


Puede que desde mi sillón de periodista de prensa sea muy fácil hacer observaciones a aquellos que tienen que trabajar en la inmediatez de los medios audiovisuales.

Sí, es cierto, los redactores de prensa tenemos más tiempo para meditar nuestras historias, para hacer de ellas trabajos bien pensados y mejor planteados. No obstante, tanto nosotros como la audiencia estamos cansados del reiterativo “lo que es”. Para un radioescucha o un televidente frecuente esas palabras no son nada nuevas.

“Lo que es” es la primera frase que les sale a muchos colegas que tienen la presión de la transmisión en vivo y a otros tantos que absurdamente encuentran un valor estético, algo así como una muletilla refinada que le da valor a las ideas que ellos quieren expresar.

Una vez escuché a una reportera haciendo un tiro en vivo con la siguiente perorata: “Bienvenidos a lo que es el Festival Presidente, como pueden ver, nos encontramos en lo que es el área de prensa, donde comunicadores de todo el país se han reunido para dar cobertura a lo que es el evento musical de mayor importancia de República Dominicana”.

Si nos tomáramos un poco de tiempo para “lo que es” pensar antes de hablar no tendríamos que caer en “lo que es” un monólogo vacío que a final de cuentas aporta poco a la audiencia, se toma minutos valiosos y los deja con la sensación de haber visto o escuchado “lo que es” una basura.


martes, 2 de octubre de 2007

¿Cementerio de talentos?

Hoy me ha llegado un anónimo, de alguien que denuncia con dolor los supuestos atropellos que ha recibido en Multimedios del Caribe, empresa que agrupa la estación de televisión CDN, el periódico El Caribe y la emisora CDN La Radio y la Mezcla.

"Da pena que un medio con todos los hierros el material y el capital humano que tiene sea desmotivado con cosas como para luego estar alardeando que debemos estar motivados. Tanto tiempo de abusos, humillaciones, explotación y falta de respeto esperando cambios a favor de quienes trabajan en la empresa", lamenta el no identificado.

Este material hay que considerarlo desde varios puntos de vista: primero, desde el enfoque del desahogo, que para los fines es una especie de volcán que despierta tras siglos de estar dormido (valga la romántica metáfora) y segundo desde el enfoque de que ese grupo de medios tiene que poner atención a lo que les está sucediendo como empresa (renuncias constantes, empleados insatisfechos). En fin, el anónimo no ha dicho nada que no se comentara ya ni que no fuera harto conocido en los círculos periodísticos.

Estoy convencida de que el anónimo lo escribió un periodista, porque está demostrado que los empleados de las empresas periodísticas (me incluyo) no solemos tener el valor de decir cosas como estas de forma pública (decimos que "este país es una aldea"); a lo más que llegamos nosotros los periodistas es a burlarnos entre nosotros de las presiones, censuras y abusos de los medios y al final, renunciar.

"Solo se escucha el murmullo de todo el que viene a trabajar aquí, que esa empresa no es lo mismo que cuando el POPULAR!!! Según tengo informado el abuso es tan tal que estos que se hacen llamar directores, jefes, gerentes no son mas que un cáncer que va infectando, creciendo y pudriendo las manzanas buenas", manifiesta el anónimo.

Y ahora digo como Martí: "Conozco el monstruo porque he vivido en sus entrañas". En una ocasión estuve tan deprimida por la presión que decidí irme del país y no volver a ejercer. Me llamaban hasta las once de la noche a la casa para preguntarme cualquier porquería y hasta para pedirme una cinta, para "no caer en ganchos" con una historia que yo había escrito a conciencia sobre el antiguo embajador de Estados Unidos.

"Lo que una vez fue un prestigioso medio en manos del Banco Popular, hoy se ha convertido
en una escuelita llena de abusos, injusticias e irregularidades, cometidas por quienes dirigen dicho medio. Y esto no solo lo afirmo yo. Sino el rostro de los empleados que se encuentra en un zozobroso ambiente de trabajo que puede ya lleve sus victimas por la presión que
esto ejercen... y por las constantes hoy ese medio es simplemente un cementerio de talentos".


Recuerdo la carta que escribió Annie Mariem Castillo, ex reportera de El Caribe, donde decía más o menos así: "adiós a tantas injusticias y discriminaciones, a tantas horas de mi vida negada a mi familia". La chica, de unos 23 años entonces, en un año en ese medio tuvo hasta que empujar, junto a choferes y camarógrafos, las viejas camionetas de prensa que se quedaban varadas en cualquier esquina.

En cambio, la carta de mi segunda renuncia fue más diplomática, sosa y sin nada de coraje como la de Annie, pero yo hubiese querido decir lo mismo. Hubiese querido quejarme en ella de las increpaciones a voz en cuello en medio de la sala de redacción, de los desmanes de ejecutivas del azar, de los temas de investigación adobados en censura, de la improvisación dictatorial y lunática, de los chismes y quejas en la reunión editorial de media tarde, de las asignaciones previamente enfocadas por el lado más conveniente.

Yo viví en las dos etapas de El Caribe, y estoy segura que no queda ni sombra de la primera época, la del esplendor, la que destapaba escándalos de corrupción y hacía opinión.

"!Un empleado es ascendido de puesto aumentando más las responsabilidades y trabajo y después al final se le mantiene el mismo sueldo!".