jueves, 8 de marzo de 2007

Agua embotellada, un juego de ganancias

Comerciantes especulan con el líquido

El costo del agua embotellada se incrementa entre un 25 y un 50 por ciento en la cadena de distribución que existe entre el productor y el consumidor final.

Sucede así con los botellones, con capacidad para cinco galones, que las envasadoras venden a treinta pesos y que el comprador los adquiere por 40 ó 45, dependiendo del colmado. En este caso se les incrementa de un 25 a un 30 por ciento.

Las cajas que contienen 20 botellas de agua, de 12 onzas, les cuestan a los colmaderos 100 pesos, es decir, a cinco pesos la unidad, pero los negociantes las venden a 10 pesos: un 50 por ciento más de su costo.

Al referirse al problema, Ignacio Méndez, de Agua Crystal, asegura que todo el mundo gana más que la fábrica: “El agua de fundita uno la vende a 70 centavos y el colmado la vende a dos pesos”. Esto significa que cada vez que un cliente compra una fundita de agua, está pagando casi tres veces su precio inicial.

En un recorrido por varios colmados, los dependientes confirmaron la cifra: botellones, a 40 pesos; botellas, 10 pesos y las funditas, dos pesos.

Para el presidente de la Asociación Dominicana de Embotelladoras de Agua Purificada, los dueños del negocio del agua no son los envasadores sino los distribuidores.

David Toribio representa a unas cien empresas que tiene invertidos cuatro mil millones en el sector agua.

Con un aviso de periódico en la mano, Toribio asegura: “Nosotros vendemos el agua más barata de América, incluyendo a Estados Unidos. El botellón sale a un dólar doce centavos”.

Pone como ejemplo a Haití, donde por esa misma cantidad de agua se paga US$ 1.75 y a Argentina, donde cuesta cuatro dólares.

“Cómo estábamos operando ustedes no sabían quién era el culpable de los precios. Cuando alguien me dice a mí, que por qué el colmado la vende a ese precio yo le digo que yo no sé, porque a los consumidores le debe llegar a 37 pesos el botellón”, precisa Toribio.

En el trimestre octubre-diciembre del año pasado el precio para los detallistas era de 30 pesos y Adeagua recomendaba en un aviso público que se vendiera a 37, para una ganancia de un 23 por ciento.

Los negociantes, sin embargo, ignoraron la sugerencia de márgenes de utilidades y siguieron percibiendo el 25 ó 30 por ciento que ese precio representa para sus bolsillos.

“No hay ningún otro artículo de la canasta básica que rote como el agua. En una semana un colmado rota un botellón tres veces y se gana un 70 por ciento”, calcula Toribio.

Mientras, la envasadora Hermanos Villar, que vende directamente a los clientes, tiene los botellones a 15 pesos.

“Nosotros lo primero que tenemos es que el agua que tratamos es agua de la CAASD, que en este sector de Gazcue es de muy buena calidad”, explica Lidia Milqueya Cuevas, encargada de control de calidad.

Y agrega: “La CAASD clorina tres veces a la semana y los sólidos totales del agua de la CAASD en este sector son muy buenos: tiene un PH aceptable, lo que hace que el costo de nosotros para el mantenimiento del agua sea un poco más bajo con relación a otras plantas”.


Lissette Rojas



De la llave al botellón


La venta de agua purificada inició en 1966 con el surgimiento de agua Niágara y simultáneamente apareció Crystal, después aparecieron otras marcas como Polar, Glacial, Pureza. Así lo relata David Toribio, de la Asociación Dominicana de Embotelladoras de Agua Purificada.

“Antes el botellón era de vidrio, el servicio era casa por casa y la parte más importante de comercialización que tenían las empresas eran unas bocinas y no habían marcas. Tú nada más decías dame uno”, recuerda.

Explica Toribio que hace más de seis años que se comenzó a trabajar en la promoción de marcas. “Y ya felizmente un consumidor te devuelve un botellón si no es la marca que acostumbra a beber”.

“Es un negocio tan rentable que el delivery es hijo del negocio del agua. Es tan importante el negocio que los colmados compraron motores para dar ese servicio”, concluye.

En ventas para mayoristas allí un botellón cuesta hasta doce pesos y se venden alrededor de 2,500 diarios.



Citas

Ignacio Méndez. Agua Crystal. “El caso de las botellitas de agua es que tú compras el plástico, que cuesta 2.50 pesos y la tapa, alrededor de 30 centavos. Lo que lo encarece es la cadena de distribución”.

Lidia Cuevas. Villar Hermanos. “Cuando decimos sembrar el agua nos referimos a aplicarla en unos tubos de ensayo y luego pasarla a unas placas para ver si hay o no hay pseudomona. Tratamos de mantener el agua en un sabor estándar, nuestra agua le gusta mucho a la gente”.

David Toribio. Adeagua. “Para envasar agua se necesita una resina virgen, especial para agua y leche, porque si ese material tiene algún sabor o algún olor, el agua al ser inodora, incolora e insípida, se le pega todo. Llevarle agua con calidad a la población no es nada fácil”.

Carlos Villar. Villar Hermanos.
“De verdad que la gente piensa que no, pero eso es un trabajo constante que uno tiene. Mucha gente piensa que sólo son esos quipos para la calidad del agua. Aquí hay una persona que está a diario con el monitoreo de agua para asegurar su calidad y también viene una especialista tres veces por semana”.