lunes, 26 de marzo de 2007

Cómo salir más enfermo de un hospital

Infecciones por descuido

Puede que suene paradójico pero en ocasiones el paso por un hospital deriva en una experiencia enfermiza.

Los culpables: unos enemigos tan pequeños como dañinos que cada vez se tornan más resistible a los avances farmacológicos.

Las infecciones nosocomiales son moneda corriente en todos los hospitales del mundo, aunque en unos más que otros provocan muertes, frutos de enfermedades adquiridas en los mismos centros de salud.

Manuel Tejada, epidemiólogo de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, explica que las enfermedades intrahospitalarias generalmente las adquiere el paciente por contaminación en el hospital, ya sea producto del personal o del material como sabanas, curas y la manipulación de los utensilios.

“El paciente adquiere la infección en el hospital, en el mismo periodo de su internamiento y muchas veces la desarrollan cuando son dados de alta y regresan al centro por eso”, cuenta Tejada.

Es así como se producen los contagios por los que frecuentemente se escucha a los familiares quejarse que su pariente está peor cada día.

Aunque detalla que existe un sinnúmero de microorganismos capaces de enfermarte, Abreu precisa que lo más temible de una infección nosocomial es que produzca una septicemia.

“Una septicemia es una infección generalizada que puede muchas veces producirle la muerte”.
A diario los médicos libran una batalla contra de estos microorganismos intrahospitalarios, que se hacen cada vez más resistentes a los antibióticos conocidos.

“Las medidas que nosotros tomamos son la antisepsia y la asepsia: la limpieza. La más común es la esterilización de los instrumentos a través de máquinas especiales, que le dan calor y humedad por encima de 500 ó 600 grados”, expresa el doctor.

Y es que no importa si el nombre es Enterobacter, Estafilococo, Pseudomona, E. Coli, Epidermidis o Estreptococo. El daño a la salud puede ser irreparable.

“Se trata de un problema de lucha continúa y sistemática”, sentencia Emilio Mena, director del Hospital Infantil Robert Read Cabral, donde las infecciones se han reducido a menos de un dos por ciento.

“Es un problema real, que existe y que lógicamente nosotros cada día, a través del Comité de Infecciones Intrahospitalarias estamos haciendo el trabajo que debe hacerse para reducir a su mínimo estás infecciones”, expone Mena.

¿Pero quiénes resultan más vulnerables?: Personas con heridas, inmunodeprimidas y las que han sido sometidas a cualquier procedimiento quirúrgico, urológico o de catéteres endovenosos.

Mena Reconoce que estos agentes muchas veces son resistentes a los tratamientos convencionales; su impacto se pude limitar con acciones de limpieza.

“La más común y la más eficaz es el lavado sistemático de manos antes de pasar a examinar a un niño, al terminar de examinarlo y pasar al otro cubículo”.

En eso coincide con el doctor Tejada, que enumera las medidas que se toman con el personal de salud en esa maternidad.

“Por eso es que tú ves que el médico puede someterse a pruebas como son cultivos de las fosas nasales, factor faringe, cultivo de las manos a ver si el médico no es portador de un microorganismo”.

Pero más que luchar contra el enemigo invisible, los médicos tienen que enfrentarse a factores externos como las visitas.

“Se toman medida de limpieza, se restringen las visitas de la calle, pero la gente quiere visitar a su familiar enfermo, viene la familia entera y quieren traer comida porque no les gusta la comida del hospital”, explica.

“Todas esas son cosas que hacen incurrir al hospital en costos a veces innecesarios”, concluye.

Lissette Rojas


Una lucha desigual contra el enemigo invisible
Los microorganismos que causan las infecciones intrahospitalarias se hacen más fuertes a medida que entran en contacto con los antibióticos de uso frecuente en los centros de salud.
Los médicos tratan de superarlos dándole a los pacientes mayores dosis de antibióticos, pero éstos agentes los vencen por su capacidad para evolucionar.

En palabras del doctor Manuiel Tejada: “Al ellos estar en contacto con los antibióticos, van desarrollando determinado tipo de resistencia a un grupo de antibióticos que regularmente se usan en los centro hospitalarios”.

Tanto en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia como en el Hospital Infantil Robert Read Cabral se presentan pseudomona y enterobacter como dos de las más comunes.

“Lo que se hace para detectarlo son las pruebas de sensibilidad, se cultiva en un medio enriquecido, que puede permitir el desarrollo de estas bacterias”, explica Tejada.

Una de las medidas que se toman allí es que los equipos estén totalmente esterilizados y que se utilice una gran asepsia y antisepsia.

Comúnes

Pseudomona: Por su alta resistencia a los antibióticos, es el más común y dañino de los microorganismos intrahospitalarios. Cuando ataca lo hace directamente en las vías respitarorias y en el tracto urinario.

E. Coli: Es una bacteria común en los hospitales, que suele producir enfermedades graves en los infantes y los ancianos. También en grupos de alto riesgo y con la defensa baja. Se transmite por las secreciones bucales, por las heces fecales y de un individuo a otro.

El Rotavirus: En los hospitales pediátricos es común encontrar el rotavirus, un microorganismo que afecta a niños de todo el mundo y causa el cinco por ciento de las muertes de pequeños menores de cinco años a nivel global.

Staphilococo: Hay un consenso entre los médicos, que la mencionan como otra bacteria amenazante en los hospitales. Son más propensos a padecer por su causa los pacientes que se someten a diálisis, los diabéticos y los que permanecen por mucho tiempo en los hospitales. También los que ha sufrido quemaduras o heridas.

Klebsiella: Es una bacteria entérica, es decir intestinal, causa enfermedades gastrointestinales y agudas. Se encuentra en las heces fecales de personas sanas. Sin embargo, puede resultar patógena y se transmite de persona a persona.

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