sábado, 21 de noviembre de 2009

Miedo del vuelo del ángel*


Tengo miedo de que se queden vacías de él las tardes, de que su voz se retire como hacen las olas antes de la tempestad.
Tengo miedo de que una nube sea solo una nube o la luna sea simplemente la luna.
Tengo miedo de que no me pertenezcan más sus palabras...
Tengo miedo de que un día amanezca y yo me quede con este nombre en los labios.
*La obra que ilustra este texto es "Amor Vinci Omnia", de Caravaggio

domingo, 15 de noviembre de 2009

Sobreviviente de mi educación


Por Lissette Rojas

Brindo por las que se fueron, su ausencia me embriaga. No voy a llenar de suspiros mi cuaderno ni a recobrar en su honor los poemas mediocres de los años de la risa. En cambio, voy a dormir para soñar que nada ha pasado y desandar los laberintos donde van a morir los recuerdos colegiales.

Alguien tiene que volver a reír en la escalera, a sobrevivir a los sonrojos, al aire de secreto que la sacralidad espía. Dejen que este sueño mío sea hoy cómplice, ahora que la foto se está borrando y nadie liba las flores de coralillo antes del himno.

Que alguien suba mis medias hasta las rodillas y ate mis zapatos para olvidar que mi ayerhermana parece en este instante mi hoymadre. Una ventisca se está colando por donde solían entrar las risas. Alguien escondió las tardes a cielo abierto.

Y yo no sé ya por qué escribo si la maestra de inglés nunca dejó de alumbrar. Sus bebés pudieran ser los mios, en cambio, son los compañeros de juegos de sus sobrinos. No lo entiendo. El maestro de la tarde salía con las estudiantes. Y yo estaba leyendo a Becquer. No me arrepiento. Los lobos me aterran.

Huele a vino al final del pasillo. También a pintura fresca. El aroma del rojo tejado me hizo una confidencia. Algunas hermanas no lo son más. Alguien vio los hábitos mirar el barrio desde un ángulo cenital. Hay otras formas de hacer patria. El falso vértigo. Las quiero más en esta distancia de complicidad retrospectiva.

Y nadie me dice nada de la chica que vendía los dulces afuera. Delgada, poco pelo. Soñé que hoy solo viste de marcas. Le modela a la vida. Ahora lo veo claro. Bendición: Llegar tarde y que me dejaran en la biblioteca como escarmiento. Dios las bendiga monjas. Sutilmente querían reparar el daño que me hacía lo que me enseñaban en la escuela. Sobreviviente de mi educación.
*La obra Concierto, de Degas.

lunes, 19 de octubre de 2009

Buena nueva para las madres que trabajan en el Zoológico Nacional




Por Lissette Rojas

El Zoológico Nacional ha tomado una decisión que me complace muchísimo. La buena nueva es la creación de una estancia infantil que acogerá a los hijos de las empleadas de la institución.

Según una nota informativa, "ha sido acondicionada la estancia infantil que funciona en el Zoodom, situada a la entrada del parque por el módulo de administración y gran explanada- estacionamiento, para alojar a menores de seis años de edad, hijos e hijas de las mujeres que trabajan en la institución de preservación de la flora y fauna".

Sería un éxito si esa iniciativa se extendiera por todas las oficinas, públicas o privadas, para que las mujeres puedan estar cerca de sus pequeños en esos primeros años de su existencia.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Fragmento del cuento "Si Santa me responde"

Por Lissette Rojas

"Que no piense Santa que soy una malagradecida, a ellos les debo mucho, pero no puedo evitar sentirme mal cuando percibo las diferencias en el trato que me da mi madre adoptiva y el que les da a sus propios hijos. Aun así la amo.

"En honor a la verdad he de decirle que no es igual el brillo en sus ojos cuando me habla que cuando les habla a ellos. Es como si yo no fuera capaz de hacerle magia a su corazón. Es como si conmigo dejaran de volar en su alma los papelitos de colores.

"Yo sé (estoy segurísima, querido Diario) de que yo también puedo hacer que brillen los ojos de otra gente. La maestra, por ejemplo, sonríe con esa sonrisa linda cuando le hago una pregunta, cuando me felicita por mis calificaciones y cuando me revisa la ortografía de las cartas que le mando a Santa.

"Me da un poco de vergüenza contarle todo esto a Santa, pero voy a pedirle que haga que la maestra me adopte; al fin y al cabo ella tampoco tiene familia ni hijos ni esposo ni nada. Aun así, la veo feliz. No me la imagino llorando por las noches como hace mi madre adoptiva desde que mi padre dejó de dormir en casa.

"Al principio, le diré a Santa, yo le creía cuando el llanto de mi madre me despertaba y ella aliviaba mis preguntas con la misma frase siempre: “es un dolor de cabeza ligero que me entra de madrugada siempre que duermo sola porque Alfonso trabaja en el turno que amanece. Es muy raro".

"Yo ya tengo 12 años y no soy tan niña como para no saber cuando me mienten, así que decidí hacer mis propias investigaciones. Me cansé de dormir con ella, de acompañar esa espalda que gime sus penas atragantadas, solo porque teme molestar. ¡Hasta en el dolor teme ofender mi madre!"