Por Lissette Rojas
"Estos niños a los que me refiero no contaban con más entretenimiento que las piedras: piedras contra los pajaritos, piedras contra los perros, piedras contra los tejados de zinc, y, cuando se aburrían, guerra de piedra entre ellos mismos.
"Hubo que inventarse algo antes de que destruyeran la fauna y los techos del vecindario con sus travesuras infinitas. También para que cesaran las mil maldiciones de las ancianas prosaicas que se subían las faldas hasta las tetas como si se tratara de un vestido.
"Una tarde llamé a todos los diablillos con la promesa de que les mostraría algo novedoso, algo que agilizaría sus poderes mentales y los llevaría a una dimensión encantadora y escondida cuyos secretos se les revelaban a unos pocos escogidos cada 200 años".
No hay comentarios:
Publicar un comentario